3 Translated Samuel Trigueros Espino Poems

By and | 1 November 2017

On the Platform

Don’t let my poems know when I’m dead.
Don’t tell them. Let them
go on living in perennial forests,
far from all crafty hunters.

There was no other path I could have taken.
Everything lead me here. Forcefully,
gently sometimes like a light drizzle
dusting the river’s current.

At one time I was a carpenter, a teacher,
builder of kites,
eclectic painter, preacher in
a small chapel where a girl
made my heart blaze like Hell itself;
my voice cried out
the fruits of every season,
a newt I swam across
countless rivers, glimpsed
death in some of them;
street brawler, arts lecturer,
editor, guide for
                      various blind people,
yet everything brought me to this
dazzling confusion.

There was no choice.
Only a recognition at the centre of mystery.
Even these words
come from that bewitched landscape.

Suddenly, one day, the astrolabes
are without stars,
hacks declare their incompetence
since they don’t understand my language.

Just as the sun is the law for gardeners,
for us with our aspirations
there’s existence’s fugitive blossoming.

When I’m dead don’t let my poems know.
Like leaves rustling
at the deep centre of an impenetrable forest,
let them go on living.


En el Andén

Que mis poemas no sepan cuando haya muerto.
No se lo digáis. Que ellos
sigan viviendo en los bosques perennes,
lejos
de los cazadores furtivos.

No hubo otro camino que pudiese tomar.
Todo me condujo aquí. Con esfuerzo
y, a veces, blandamente
como una brizna sobre la corriente.

Alguna vez fui carpintero, maestro,
constructor de cometas,
pintor ecléctico, predicador de una capilla
donde una muchacha hizo arder mi corazón
como en el mismo infierno;
frutas de todas las temporadas pregonó mi voz,
crucé a nado como un tritón
incontables ríos y en algunos
               vislumbré la muerte,
peleador callejero, conferencista de arte,
editor, lazarillo
               de diversos ciegos,
mas todo me llevó a este deslumbramiento.

No hubo elección.
Sólo un reconocerse
en el centro del misterio.
Incluso estas palabras
provienen de ese hechizado territorio.

De pronto, un día, los astrolabios
se quedan sin estrellas
y los esquiroles declaran su incompetencia
pues desconocen mi lenguaje.

Como el sol es ley para los jardineros,
así para nosotros que aspiramos
la flor fugaz de la existencia.

Y oscurece.

Cuando haya muerto que no lo sepan mis poemas.
Susurrantes como hojas
del profundo corazón de un bosque impenetrable,
lejos de los cazadores furtivos,
sigan viviendo.

 


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